Fundar advierte que, mientras Vaca Muerta concentra inversiones, la cuenca del Golfo San Jorge atraviesa una caída sostenida de producción y actividad. El documento propone anticipación, coordinación y políticas de reconversión para evitar una crisis social y territorial.
Tras más de un siglo de historia petrolera, la Cuenca del Golfo San Jorge, con Comodoro Rivadavia como epicentro productivo, quedó en el centro de un debate que excede lo energético: qué pasa con el empleo, las pymes proveedoras y las finanzas provinciales cuando una economía regional depende de un ciclo extractivo que empieza a declinar.
Esa es la advertencia principal del informe de Fundar “Comodoro Rivadavia y el fin de un ciclo”, difundido en las últimas horas: entre 2017 y 2025, la producción de la cuenca cayó 33% en gas y 20% en petróleo, un retroceso que impacta de lleno en el entramado laboral y en los ingresos por regalías.
El documento ubica el fenómeno en un reordenamiento estructural del mapa hidrocarburífero argentino. Mientras Vaca Muerta atrae capital por competitividad y eficiencia, las cuencas maduras pierden peso relativo y enfrentan desinversión. En términos simples: con recursos finitos (equipos, personal, dólares de inversión), el mercado prioriza donde el retorno es mayor.
En esa comparación aparecen diferencias de costos que ayudan a entender la lógica empresaria. Fundar señala que, según costos reportados por empresas, el “lifting cost” en no convencional puede ubicarse en el rango de 5 a 9 dólares por barril equivalente, mientras que en campos maduros convencionales trepa a 28-35 dólares por barril equivalente. Esa brecha condiciona decisiones de inversión, continuidad de equipos y contratación de servicios.
El impacto ya se refleja en el mercado laboral. El informe indica que el empleo directo registrado en extracción cayó con fuerza en la región, con una baja de alrededor del 16% en Chubut y del 35% en Santa Cruz. En paralelo, se describe el retiro progresivo de empresas de servicios y el cierre o debilitamiento de pymes locales, lo que amplifica el efecto sobre empleo indirecto y actividad comercial.
La presión también se traslada a las cuentas públicas. Las regalías explican una porción relevante de los ingresos provinciales (13,8% en Santa Cruz y 17,4% en Chubut, primer semestre de 2025) y que en términos reales ya hubo pérdidas significativas. En el mismo sentido, Fundar compara montos mensuales: Neuquén pasó de 27 millones de dólares en regalías en 2019 a 92 millones en 2025, mientras Chubut bajó de 30 a 29 millones y Santa Cruz de 20 a 17 millones, mostrando cómo el auge neuquino convive con el estancamiento o retroceso en la cuenca del Golfo.
Lejos de plantear un “final” inmediato, Fundar propone leer el escenario como una transición que puede gestionarse de distintas maneras. En la agenda de oportunidades menciona actividades con potencial en la región y su área de influencia, como pesca, minería, energías renovables (con foco eólico) e iniciativas futuras vinculadas a hidrógeno de bajas emisiones, además de alternativas de reconversión industrial aprovechando capacidades instaladas de proveedores y servicios. También remarca que técnicas de recuperación mejorada (EOR) pueden aportar producción adicional si se masifican tecnologías y se reducen costos.
La advertencia de fondo es política y social, sin planificación y sin coordinación entre Nación, provincias, municipios, empresas, sindicatos y sistema científico-tecnológico, los costos pueden volverse persistentes. Por eso el reporte insiste en anticipar escenarios, ordenar responsabilidades institucionales y activar medidas concretas en territorio para amortiguar impactos laborales y sentar bases de diversificación productiva.





