El ex presidente de la petrolera de mayoría estatal y actual diputado nacional dijo que el salto productivo “viene de arrastre” y advirtió sobre un cuadro financiero más exigente. Qué muestran los números oficiales recientes.
El ex presidente de YPF y actual diputado nacional por Santa Cruz, Pablo González, criticó la narrativa de la conducción actual de la petrolera sobre el desempeño en Vaca Muerta y sostuvo que el aumento de la producción no debería presentarse como un logro exclusivo de esta gestión, sino como la continuidad de un proceso de inversión y desarrollo que se viene consolidando desde hace años.
En declaraciones periodísticas, González planteó que el crecimiento del shale convive hoy con un deterioro de indicadores financieros y con un mayor nivel de endeudamiento. En esa línea, señaló que la deuda habría pasado de un orden cercano a los US$ 6.000 millones a la zona de los US$ 8.800 millones, y que los resultados económicos recientes no acompañaron la mejora operativa.
Los estados y presentaciones para inversores de YPF permiten ponerle marco numérico a esa discusión. En el primer trimestre de 2025, la compañía informó ingresos por US$ 4.608 millones, un resultado neto de -US$ 10 millones y un free cash flow negativo de US$ 957 millones.
En el segundo trimestre de 2025, YPF volvió a reportar free cash flow negativo (en torno a -US$ 365 millones) y un nivel de deuda neta informado en el rango de US$ 8,8 mil millones. Centro de Inversores YPF En el tercer trimestre, el free cash flow negativo se ubicó alrededor de -US$ 759 millones y la deuda neta en torno a US$ 9,6 mil millones, de acuerdo con la propia presentación corporativa.
Otro punto sensible que aparece en la discusión es el cronograma de vencimientos. Según el perfil de amortizaciones publicado por YPF, durante 2026 los vencimientos de capital suman aproximadamente US$ 2.365 millones, con un primer trimestre que concentra cerca de US$ 1.047 millones.
En términos políticos, el planteo de González busca instalar que el debate sobre Vaca Muerta no puede limitarse a la curva productiva: también debe incluir cómo se financia el plan, cómo se gestiona el balance en el camino y qué activos se priorizan en una estrategia de largo plazo.
