La compañía busca reordenar su situación financiera, ajustar acuerdos clave y reposicionarse en el mapa energético patagónico.
Aconcagua Energía, con fuerte presencia en las cuencas de Vaca Muerta y Río Negro, atraviesa una etapa clave de reestructuración financiera y operativa. El plan, formulado ante la Comisión Nacional de Valores (CNV), incluye modificaciones en el esquema de farm-out con Vista Energy, la reestructuración de aproximadamente U$D230 millones de deuda, y la posibilidad de un cambio de control societario.
En febrero de 2023, Aconcagua había acordado la transferencia de sus activos convencionales en Río Negro a Vista Energy —firma fundada por el ex CEO de YPF, Miguel Galuccio—, con un esquema de pago basado en la cesión del 40% de la producción por cinco años. Sin embargo, la nueva propuesta contempla reducir ese porcentaje al 20% y extender el plazo de pago hasta 2029, buscando mejorar su flujo de fondos y asegurar previsibilidad operativa.
Paralelamente, la empresa enfrenta vencimientos por unos U$D230 millones, incluyendo una obligación negociable declarada en default en junio. Para abordar esa situación, contrató a los asesores financieros de Valo Columbus y al estudio Tavarone Rovelli Salim & Miani, con el objetivo de negociar nuevas líneas de crédito, acuerdos de prepago y standstill con acreedores estratégicos como Trafigura, su principal contraparte financiera.
Dentro de este proceso, también se analiza un potencial cambio en el control operativo de la compañía, aunque hasta el momento no se han revelado detalles sobre el nuevo operador. La firma se comprometió a informar avances cada diez días ante la CNV, y se espera una definición concreta antes de fin de mes.
En paralelo al proceso financiero, Aconcagua mantiene su actividad productiva. Actualmente opera 13 concesiones distribuidas entre las provincias de Río Negro, Neuquén y Mendoza. Según datos del primer trimestre de 2025, su producción estuvo levemente por debajo de lo estimado y mantiene una relación deuda neta / EBITDA de 3,5 veces, según informes recientes de Moody’s.
A pesar del contexto, la empresa apuesta por una estrategia de mediano plazo que combina estabilización financiera, nuevas asociaciones operativas y transición energética. Entre sus iniciativas se destacan proyectos de energías renovables, la medición de su huella de carbono y metas de neutralidad climática.