El lunes 20 de mayo vence el acuerdo firmado entre Álcalis de la Patagonia (ALPAT) y el Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas de la Patagonia (SPIQyP) que garantizó un período de paz durante 60 días.
Durante este período ambas partes, con la participación de la Secretaría de Trabajo de Río Negro, continuaron el diálogo para alcanzar soluciones que aseguren la sustentabilidad a largo plazo de la compañía y la estabilidad de sus trabajadores.
El conflicto tiene dos aristas: por un lado, la apertura de las importaciones de carbonato de sodio, que permitió el ingreso masivo de producto a precios considerablemente más bajos, provenientes de países como China e India, y por el otro, el importante incremento del precio del gas natural, insumo fundamental para el funcionamiento de la empresa.
“Por estas horas se continúa trabajando contrarreloj frente a la complejidad de la situación”, confió una fuente gubernamental a Energía 360.
Sucede que la empresa pidió al Gobierno de Río Negro un acompañamiento económico para hacer frente a los costos de gas durante el período invernal. Este pedido fue reforzado en los últimos días por el Sindicato que a través de un comunicado de prensa manifestó que el “incremento desmedido del precio del gas natural” es la principal causa de la crisis en ALPAT.
“Exigimos respuestas inmediatas de los gobiernos nacional y provincial para proteger el empleo, la producción y el entramado social de nuestra comunidad”, agregó SPIQyP.
Los números son significativos: ALPAT emplea de manera directa a 481 trabajadores y genera aproximadamente 1.000 puestos de trabajo incluyendo los indirectos. Esto convierte a la empresa en el “motor económico» de la localidad”. La paralización de sus actividades, advirtió el sindicato, tendría “consecuencias sociales y económicas devastadoras, afectando a familias enteras, la cadena de proveedores, el comercio local y poniendo en riesgo la paz social en toda la región”.
Continúan las conversaciones
“Hay un canal de diálogo”, manifestó la misma fuente. De hecho, las conversaciones continuaron durante todo este tiempo: el viernes hubo una audiencia entre las partes de la que también participó la Secretaría de Trabajo. El compromiso es volver a juntarse antes de que venza el acuerdo firmado en marzo.
Para garantizar su funcionamiento durante el invierno, ALPAT necesita una importante suma de dinero para cubrir los costos de la tarifa de gas.
Por estas horas, el Gobierno Provincial evalúa una ayuda a partir del requerimiento de las autoridades de la empresa Álcalis de la Patagonia, que fue reforzado por el sindicato. Podría haber novedades en el transcurso de esta semana.
Mientras tanto, la empresa inició un proceso de retiro voluntario al que se habrían adherido unas 30 personas hasta el momento.
ALPAT, clave en la industria química regional
ALPAT es el único productor de carbonato de sodio (soda solvay) de Sudamérica. Su planta industrial, ubicada en San Antonio Oeste, opera desde 2005 y actualmente emplea a más de 500 trabajadores de manera directa, con un impacto en otros 100 empleos indirectos en la región.
La empresa está integrada verticalmente, ya que explota sus dos materias primas esenciales: la sal y la caliza. Las canteras de caliza “La Calera” y “Paileman” se encuentran a 80 kilómetros de la planta, en cercanías de Valcheta, y generan empleo permanente para unas 40 personas de esa localidad. La piedra caliza es transportada hasta la planta mediante el servicio del Tren Patagónico, fortaleciendo también la logística ferroviaria regional.
Por su parte, la sal proviene de la salina “Bajo El Gualicho”, situada a 48 kilómetros de la planta. Durante la temporada de cosecha, ALPAT suma otros 20 trabajadores eventuales, además de su plantilla estable.
¿Por qué es tan importante el carbonato de sodio?
El carbonato de sodio, conocido comercialmente como soda solvay, es un insumo industrial estratégico en múltiples industrias: desde la producción de vidrio y detergentes hasta la refinación de metales y la fabricación de papel.
Sin embargo, en los últimos años, su demanda cobró especial relevancia por su rol clave en la cadena de valor del litio. Es utilizado en el proceso de conversión del contenido de litio en las salmueras, transformándolo en carbonato de litio, el insumo fundamental para la fabricación de baterías de iones de litio, esenciales para la electromovilidad y la transición energética global.