Entre 2020 y 2025, la producción de gas natural en Argentina creció más de un 150%, con Vaca Muerta como motor. El país ya produce más del triple de gas que Bolivia, pero necesitará expandir aún más su capacidad para abastecer los proyectos Argentina LNG 1, 2 y 3 y consolidar su rol de exportador global.
En 2020, Argentina producía en torno a 36 millones de metros cúbicos diarios de gas natural. Ese fue el punto de partida de una curva de crecimiento que, en apenas cinco años, transformó la matriz energética del país.
- 2021: con la consolidación del Plan Gas.Ar, la producción comenzó a repuntar.
- 2022: se alcanzaron los 42 millones de m³/d, un nivel que puso a Argentina casi a la par de Bolivia.
- 2023: la entrada en funcionamiento de nuevos desarrollos en Vaca Muerta llevó la cifra a 60 millones de m³/d.
- 2024: con el Gasoducto Perito Moreno (ex Presidente Néstor Kirchner), la producción superó los 75 millones de m³/d.
- 2025: Vaca Muerta sola produce alrededor de 91 millones de m³/d, lo que significa un crecimiento superior al 150% en cinco años.
Este salto fue posible gracias a más equipos de perforación, mejoras tecnológicas en los frac plans y una curva de aprendizaje que redujo costos y aumentó la eficiencia.
Argentina frente al mapa energético regional
La comparación con Bolivia muestra la magnitud del cambio. Mientras el país vecino redujo su producción a 24 millones de m³/d por falta de exploración, Argentina multiplicó la suya.
El dato que resuena: solo Vaca Muerta produce casi cuatro veces más gas que toda Bolivia junta.
Este contraste marca un giro histórico: de ser importador neto, Argentina pasó a proyectarse como proveedor regional, con envíos ya concretados hacia Brasil, Chile y Uruguay.
El gran desafío: Argentina LNG 1, 2 y 3 (los llamamos así para diferenciar los distintos proyectos)
El crecimiento reciente es notable, pero no suficiente. Según la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH), para abastecer los buques de licuefacción previstos en los proyectos Argentina LNG 1, 2 y 3 será necesario aumentar la producción en un 78% adicional.
Eso implica llevar la producción hasta 111 millones de m³/d, por encima de los niveles actuales, para garantizar el volumen exportable.
Los proyectos ya tienen protagonistas definidos:
- Argentina LNG 1: liderado por Southern Energy, que impulsa dos buques flotantes de licuefacción (FLNG) con capacidad de unos 6 Mtpa (~27 MMm³/d).
- Argentina LNG 2: desarrollado por YPF y Shell, con un buque flotante previsto en el Golfo San Matías y posibilidad de expansión.
- Argentina LNG 3: encabezado por YPF y ENI, con acuerdos de cooperación para infraestructura de GNL a gran escala.
El horizonte hacia 2030 es ambicioso: alcanzar una capacidad de exportación de 30 millones de toneladas de GNL por año, lo que obligará a prácticamente duplicar la producción total de gas.
Factores que explican el crecimiento y lo que viene
Lo que impulsó el salto 2020-2025:
- Plan Gas.Ar con precios de incentivo y contratos de abastecimiento.
- Construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, hoy llamado Perito Moreno, y ampliación del sistema de transporte.
- Inversiones récord de operadoras como YPF, PAE, Tecpetrol, Vista y Pampa Energía.
- Optimización de la fractura hidráulica y personalización de los desarrollos en Vaca Muerta.
Lo que se necesita para 2025-2030:
- Nuevas ampliaciones de gasoductos y plantas compresoras.
- Inversiones en plantas de tratamiento y buques FLNG.
- Seguridad jurídica y marcos regulatorios competitivos frente a grandes jugadores como Estados Unidos y Qatar.
- Mayor exploración para renovar reservas y sostener el ritmo productivo.
Haciendo un balance, podemos decir que en apenas cinco años, Argentina pasó de producir 36 millones de m³/d a casi 91 millones de m³/d.
Ese salto, apalancado por Vaca Muerta, permitió revertir el déficit energético y posicionar al país como un actor central en el Cono Sur.
Pero el futuro plantea una exigencia mayor: multiplicar la producción para cumplir con los compromisos de Argentina LNG.
El país ya demostró que puede crecer a tasas récord; ahora deberá sostener ese impulso para transformarse en exportador global de GNL y asegurar que la energía sea motor de desarrollo económico para la Patagonia, el país y la región.
Si tenemos que hacer un resumen de todo lo expuesto, podemos decir que Argentina ya ganó la primera batalla, el autoabastecimiento y la consolidación regional, pero la próxima será más grande: producir suficiente gas para convertir el proyecto de GNL en una realidad competitiva en el mercado mundial.