El equipo “Volterra” del CET Nº 12 de Sierra Grande participó de la competencia nacional de autos eléctricos de emisión cero, ganó el Premio a la Creatividad y recibió equipamiento y capacitación para seguir impulsando la educación técnica rionegrina, con el acompañamiento logístico de VMOS.
El futuro de la energía también se diseña en las aulas de Sierra Grande. El equipo “Volterra” del Centro de Educación Técnica (CET) Nº 12 viajó hasta el autódromo de Concepción del Uruguay, en Entre Ríos, para competir en el Desafío ECO YPF 2025, la carrera que reúne a escuelas técnicas de todo el país en torno al diseño y construcción de autos eléctricos de emisión cero. La participación fue posible gracias a una beca de la Fundación YPF y al acompañamiento de VMOS, que se sumó para hacer posible el viaje del grupo serrano.
El conjunto estuvo integrado por Leila Ramírez, Valentina Melivilo, Mateo Owen, Juan Benítez, Ignacio Pugliese y Guido Settembre, quienes representaron a Sierra Grande y a la educación técnica rionegrina en una competencia que reunió a 133 escuelas técnicas de todo el país los días 8 y 9 de noviembre. En ese marco, el CET Nº 12 se destacó al obtener el Premio a la Creatividad, otorgado en forma conjunta por la Fundación YPF y la Fundación Siemens.

Ese reconocimiento no fue sólo simbólico: la escuela recibió un kit inicial de desarrollo tecnológico, con motor, controlador, ruedas, acelerador y diversos accesorios, además de una capacitación especializada brindada por la Fundación Siemens y un dispositivo de energías renovables para fortalecer el laboratorio del establecimiento. En otras palabras, lo logrado en pista se transformará en más herramientas concretas dentro del taller y del aula.
El proyecto “Volterra” toma su nombre de la unión entre “volt” (unidad eléctrica) y “terra” (tierra), una forma de condensar el objetivo principal del equipo: apostar por la energía limpia y el cuidado del ambiente. El desafío fue diseñar, construir e implementar un automóvil eléctrico monoplaza con un sistema de telemetría en tiempo real, capaz de medir velocidad, voltaje, temperatura y consumo energético, combinando eficiencia técnica, innovación tecnológica y compromiso ambiental.

El auto fue íntegramente desarrollado en el CET Nº 12 bajo una metodología de aprendizaje por proyectos, que involucró a docentes y estudiantes de distintas especialidades: electromecánica, electrónica, diseño y programación. Desde el diseño CAD de la estructura hasta la construcción del chasis en acero y caños UMEC, pasando por una carrocería liviana y aerodinámica de tela de avión y fibra de vidrio, cada etapa apuntó a lograr un vehículo seguro, eficiente y de baja huella ambiental.
Al mismo tiempo, el equipo incorporó un sistema de telemetría basado en Arduino, sensores y radiofrecuencia para monitorear el desempeño del auto en tiempo real. El resultado fue un vehículo 100 por ciento eléctrico, alimentado por baterías recargables de 48 voltios, con frenos a disco, dirección reforzada y uso de materiales reciclables o de bajo impacto ambiental, pensado para competir pero también para aprender.
En el Desafío ECO YPF 2025, “Volterra” participó en todas las instancias clave del certamen: el Setup Challenge, donde se evalúa el armado y ajuste del vehículo; la prueba de aceleración en 1/8 de milla; la Flying Lap, que premia el mejor tiempo de vuelta; el Sprint Femenino, protagonizado por pilotos mujeres; y la carrera de Endurance, que pone a prueba la autonomía y la eficiencia energética.

Más allá de los resultados deportivos, el proyecto se consolidó como un espacio pedagógico de innovación y trabajo colaborativo. “Volterra” integra saberes técnicos con valores ambientales, fortalece las prácticas profesionalizantes y refuerza el vínculo de los jóvenes con la tecnología limpia y la movilidad sustentable. También involucra a la comunidad de Sierra Grande a través de ferias, charlas y actividades conjuntas con empresas regionales, entre ellas VMOS, que ve en estos proyectos una semilla concreta del futuro energético de la región.
El camino de “Volterra” muestra que la transición energética no es sólo una discusión de grandes obras e inversiones: también se construye en los talleres de las escuelas técnicas, donde chicos y chicas de Río Negro diseñan soluciones reales para un mundo que necesita cada vez más energía, pero con menos impacto ambiental. Sierra Grande, una vez más, se anota en esa conversación.





