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Del parate a la revancha: Río Negro apuesta a sus arenas para el nuevo salto de Vaca Muerta

Nicolás Muñoz

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noviembre 17, 2025
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Tras el cierre de plantas y la decisión de YPF de priorizar arenas de Entre Ríos, la provincia vuelve a posicionarse: canteras certificadas, logística de cercanía y una demanda de arena que podría dispararse con el próximo ciclo de crecimiento de Vaca Muerta y los proyectos de GNL sobre la costa rionegrina.

Durante la última década, Río Negro se subió fuerte a la ola de Vaca Muerta: las arenas silíceas «de cercanía» llegaron a significar cerca del 40 % del agente sostén que se utilizaba en los pozos no convencionales de la cuenca neuquina. Ese insumo salió de canteras rionegrinas, dio lugar a nuevas plantas de procesamiento y sumó empleo en el Alto Valle y el Valle Medio, al calor de un yacimiento que demandó alrededor de 4 millones de toneladas de arena en 2024 y que proyecta superar los 5 millones en 2025.

Ese ciclo se cortó de golpe. Primero, por la decisión de YPF de apoyarse casi exclusivamente en arenas provenientes de Entre Ríos, con el argumento de que ofrecen mayor durabilidad a lo largo de la vida útil de los pozos. Después, por la crisis financiera de empresas que habían invertido fuerte en Río Negro, como NRG en Allen, que terminó en convocatoria de acreedores. A ese combo se sumó el anuncio de Aluvional, firma vinculada a Vista, de trasladar su planta de procesamiento desde Villa Regina al corazón de Vaca Muerta, en Neuquén, para acortar distancias y optimizar la logística. El mensaje fue claro: la arena rionegrina no desaparece del mapa, pero la provincia dejó de ser el centro indiscutido del negocio.

Hoy el péndulo vuelve a moverse. Un informe reciente de Comunicaciones Mineras detalla que, tras ese parate y el cierre de varias areneras, el Gobierno de Río Negro vuelve a mirar hacia Vaca Muerta con expectativas renovadas. La lectura oficial es que el próximo salto productivo, más pozos, más etapas de fractura y nuevas obras de transporte, abrirá una ventana para reactivar canteras que ya están listas para abastecer al mercado del fracking. En ese diagnóstico se anudan dos vectores: por un lado, el oleoducto Vaca Muerta Oil Sur, que unirá la cuenca neuquina con la costa rionegrina para exportar crudo; por otro, los gasoductos pensados para alimentar proyectos de exportación de gas natural licuado desde el Golfo San Matías.

“Hoy hay muchas canteras listas en Río Negro para seguir ofreciendo nuestras arenas al mercado del fracking. Cumplen con todas las normativas ISO y API exigidas por la industria”. Joaquín Aberastain Oro (Sec. Minería de Río Negro)

“El sistema tiene memoria”: eso se traduce en infraestructura y en know how. Según datos oficiales, la provincia cuenta con ocho yacimientos de arena en actividad y cuatro plantas de procesamiento, y declara 153 yacimientos listos para operar más de 800 canteras en proceso de aprobación. Es decir, capacidad instalada y proyectos en carpeta para responder a un mercado que ya usa millones de toneladas por año. La Secretaría de Minería remarca, además, que las arenas locales cumplen con los estándares internacionales API e ISO que exige la industria para su uso como agente sostén en fractura hidráulica.

Las magnitudes ayudan a entender por qué Río Negro no quiere resignar su lugar. Cada etapa de fractura hidráulica insume del orden de 300 toneladas de arena, y un pozo horizontal en Vaca Muerta suele acumular entre 45 y 50 etapas. Dicho en criollo: entre 10.000 y 15.000 toneladas de arena por pozo, movilizadas durante semanas por rutas nacionales y provinciales. Informes logísticos calculan que, a escala del yacimiento, eso se traduce en decenas de miles de viajes de camiones por año y en un esquema de abastecimiento donde cada kilómetro de distancia pesa en la cuenta final de costos.

En este contexto, la “cercanía” vuelve a ser un activo. El secretario de Minería, Joaquín Aberastain Oro, viene insistiendo en que “hoy hay muchas canteras listas en Río Negro” y que las arenas de la provincia “cumplen con las normas ISO y API” requeridas por las operadoras. Su lectura del futuro inmediato es pragmática: con la demanda que se proyecta para los próximos años, el debate no será si la arena debe venir de Río Negro, Entre Ríos o Chubut, sino cómo se combina ese abanico de orígenes en esquemas de mezcla (blend) que permitan asegurar volumen, calidad y logística eficiente hasta la última milla.

A la vez, Vaca Muerta no es la misma que hace cinco años. Las operadoras multiplicaron la cantidad de etapas por pozo, incrementaron la concentración de arena por fractura y ensayan innovaciones como la arena húmeda (wet sand), que busca reducir el costo por pozo al simplificar procesos y recortar consumos energéticos. En ese tablero, una arena de cercanía que llega con menos kilómetros de camión se vuelve una pieza más del rompecabezas para bajar costos sin resignar productividad. Para Río Negro, se trata de mostrarse como parte de esa solución, no sólo como proveedora de un commodity más.

El otro eje es territorial. Cada tonelada de arena que sale de una cantera rionegrina implica trabajo para cuadrillas de extracción, personal de plantas, choferes, talleres, estaciones de servicio, pequeños contratistas y comercios de ciudades como Allen, Regina, Roca o Cipolletti. También significa más movimiento en los caminos y una mayor exigencia sobre los sistemas de control. En los últimos meses, la provincia dio un paso clave con el lanzamiento del SICAM, el sistema digital que reemplaza las guías en papel por trazabilidad en línea para el traslado y la comercialización de minerales. La apuesta oficial es que la reactivación llegue de la mano de más producción, pero también de más transparencia y control en cada viaje.

Río Negro llega a esta nueva etapa con cicatrices: plantas que se fueron, empresas en problemas y una decisión de YPF que aún duele en el tejido productivo local. Pero también con una ventaja que no se construye de un día para el otro: experiencia, recursos probados y una posición geográfica que la ubica a mitad de camino entre las canteras y los pads de perforación de Vaca Muerta. Si el próximo ciclo de crecimiento del shale se confirma y los proyectos de GNL sobre el Atlántico siguen avanzando, la provincia tendrá una oportunidad concreta de transformar la “revancha de las arenas” en empleo, inversión y recaudación para sus comunidades. El desafío, para el Estado y para las empresas, será que esa nueva ola no vuelva a ser solo un boom pasajero, sino el inicio de una fase más estable y mejor planificada de la minería de arenas en Río Negro.

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