Editorial E360°
Este 9 de julio, mientras celebramos la independencia política de 1816, también es momento de preguntarnos: ¿Qué significa hoy ser soberanos en materia energética?
La soberanía energética no se declama: se construye con infraestructura, planificación y presencia territorial, se defiende con decisiones que prioricen el interés público sobre la especulación y se proyecta con una transición justa, que no deje territorios ni comunidades atrás.
Desde Energía 360° creemos que la independencia también se juega en la capacidad de gestionar nuestros recursos con mirada federal, el fortalecimiento de instituciones técnicas que garanticen control y planificación, la inversión en tecnología e innovación nacional y, fundamentalmente, en la participación ciudadana en cada decisión que afecte a nuestros territorios.
¿Qué sucede en la práctica? El gobierno nacional avanza con una reforma estructural del sector eléctrico que promueve la liberalización total del mercado, la apertura al comercio internacional de energía y la eliminación de regulaciones que protegían el rol del Estado. Al mismo tiempo, se desmantelan organismos técnicos clave como Vialidad Nacional, debilitando la capacidad del Estado para planificar y sostener la infraestructura que hace posible la transición energética.
Frente a esto, provincias como Río Negro y Neuquén alzan la voz. Mientras Río Negro presentó una demanda colectiva por el abandono de la Ruta 151, un corredor estratégico para la producción hidrocarburífera, educativa y sanitaria; Neuquén, a través de sus sindicatos y autoridades locales, expresó su preocupación por el impacto del cierre de Vialidad en la conectividad y seguridad vial.
Ambas provincias sostienen que la soberanía energética se construye con presencia territorial, planificación federal y participación ciudadana.
Desde Energía 360°, en este 9 de julio, reafirmamos que la energía es, además de un insumo, una herramienta de desarrollo, justicia y soberanía.