La fractura hidráulica es el corazón del desarrollo de Vaca Muerta y, detrás de cada operación, existe una maquinaria especializada que consume enormes cantidades de energía. Hasta hace poco tiempo, la mayor parte de los sets utilizados para fracturar pozos en la formación neuquina funcionaban con motores diésel. Sin embargo, la industria avanza hacia una transformación clave: la incorporación de sets con turbina a gas, que permiten aprovechar el gas de boca de pozo para alimentar las bombas de alta presión.
Qué es un set diésel
Un set diésel de fractura es el equipo conformado por bombas de alta presión que inyectan agua, arena y aditivos en los pozos. Cada bomba está impulsada por un motor que funciona a gasoil. En la práctica, un set completo puede estar integrado por más de una docena de bombas, cuyo consumo se concentra casi en un 95% en el movimiento de fluidos a alta presión. Según los cálculos de Luciano Fucello, especialista en shale, cada etapa de fractura requiere alrededor de 11.000 litros de diésel, lo que equivale a unos 13.200 dólares.
Al proyectar esta cifra sobre las 14.000 etapas ejecutadas en 2023 en Vaca Muerta, el resultado es contundente: se consumieron aproximadamente 150 millones de litros de gasoil, con un costo total cercano a los 180 millones de dólares.
Qué es un set turbina a gas
La alternativa tecnológica son los sets con turbina a gas, también conocidos como dual fuel o electric frac en algunos casos. En lugar de motores diésel, las bombas son accionadas por turbinas que funcionan a gas natural, un recurso abundante en la cuenca neuquina. Esto permite reducir los costos operativos y, al mismo tiempo, disminuir la huella ambiental asociada al transporte y quema de combustibles líquidos.
De acuerdo con los cálculos de Fucello, cada etapa de fractura con este sistema demanda unos 420 MMBTU de gas (equivalente a 11.400 Nm³). Al considerar un precio de referencia de 5 USD/MMBTU, el costo del gas por etapa asciende a 2.100 dólares. Multiplicado por las 14.000 etapas de un año, el gasto total sería de 30 millones de dólares.
El impacto económico: ahorro millonario
La comparación es clara: mientras que con diésel el gasto anual en combustible se acerca a los 180 millones de dólares, con turbinas a gas se reduce a 30 millones. La diferencia representa un ahorro de 150 millones de dólares anuales, solo en combustible.
Más allá del beneficio económico, el cambio hacia sets a gas también supone aprovechar un recurso local, reducir la logística de transporte de gasoil desde otras regiones y disminuir las emisiones contaminantes. Para una cuenca que busca consolidarse como un polo exportador de hidrocarburos y GNL, avanzar en la sustitución tecnológica es un paso estratégico.
La transición de sets diésel a turbinas a gas en Vaca Muerta no es solo una decisión técnica: es un movimiento que puede redefinir los costos de desarrollo y mejorar la competitividad internacional del shale argentino.
Nicolás Matías Muñoz – Director E360°
