Editorial de E360°
El martes 16 de septiembre, en San Antonio Este, vivimos algo más que una audiencia pública. Con 215 oradores, la provincia abrió un espacio de diálogo donde se mezclaron expectativas, dudas, ilusiones y cuestionamientos. Y eso es profundamente positivo: porque significa que los rionegrinos nos animamos a hablar de energía y minería, a poner en palabras lo que sentimos frente a un futuro que empieza a desplegarse ante nosotros.
Animarse a debatir es animarse a crecer. No se trata de estar todos de acuerdo, sino de reconocernos en la diferencia, de dejar en claro lo que vemos, creemos o sabemos. Porque quien escucha debe tener en cuenta también lo que plantean quienes no acompañan estos proyectos. Esa diversidad enriquece y, sobre todo, legitima las decisiones que marcarán el rumbo de nuestra provincia.
La licencia social no es un trámite: es un pacto colectivo. Es la confianza que se construye entre el Estado, las empresas y la comunidad para que los proyectos de hidrocarburos y minería puedan desarrollarse con controles estrictos, reglas claras y beneficios compartidos. Y lo que vimos en San Antonio Este es que ese pacto empieza a tomar forma.
Río Negro, históricamente ligada a la fruticultura, al turismo y a la producción del campo, está dando pasos firmes hacia una nueva matriz productiva. Una matriz que no reemplaza lo que somos, sino que suma: hidrocarburos y minería como nuevas economías que generan empleo, atraen inversiones y abren horizontes de desarrollo.
Es muy positivo que los rionegrinos nos animemos a debatir estos temas con libertad, a dejar en claro lo que vemos, creemos o sabemos. La participación enriquece, porque incluso quienes no acompañan estos proyectos aportan miradas que deben ser escuchadas. Ese intercambio fortalece las decisiones y legitima el camino a seguir. Vale preguntarse: ¿qué hubiese sido de Neuquén si su sociedad no entendía ni aceptaba que los hidrocarburos eran claves para subsistir y crecer? La experiencia neuquina demuestra que los consensos sociales son el primer paso para transformar recursos naturales en desarrollo.
Debemos destacar, además, que tanto en hidrocarburos como en minería existen estrictos controles para garantizar que las operaciones cumplan con la normativa ambiental y con las mejores prácticas de la industria. Nada puede hacerse sin esos permisos, sin evaluaciones técnicas y sin la supervisión del Estado.
La audiencia en San Antonio Este fue, en definitiva, un paso más hacia la madurez productiva de Río Negro. Una señal de que la provincia entiende que para crecer necesita diversificar su economía, incorporar nuevas actividades y, sobre todo, hacerlo con la participación y la confianza de su gente.
Porque en definitiva, lo que está en juego no es solo un proyecto: es el sueño de una provincia que se anima a transformarse y a proyectarse al mundo.
✍️ Nicolás Matías Muñoz
📌 Director de Energía 360°
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