El precio del combustible como reflejo de decisiones políticas y económicas.
Ya sabemos que los combustibles en América Latina no cuestan lo mismo, y con esto no te estamos diciendo algo que no sepas, pero sí podemos avanzar en la forma en la que se determinan sus precios y cómo esto revela mucho más que números en una pizarra. Desde impuestos hasta subsidios, pasando por costos de refinación, logística, y decisiones de política energética, el precio del litro de nafta o gasoil en cada país cuenta una historia económica, fiscal y social.
Podemos comenzar haciendo una comparación regional y ver ¿quién paga más y quién menos?, para esto Energía 360 (abril 2025) hizo un relevamiento de precios y te mostramos los precios por litro y en dólares en Latinoamérica, te los dejamos en una columna así lo ves más claro:
- Uruguay lidera el ranking: USD 2,00/litro de nafta y USD 1,30/litro de gasoil.
- Le siguen Chile y México, con valores que oscilan entre USD 1,24 y 1,28/litro.
- Argentina se ubica en torno a USD 1,20 (nafta) y 1,26 (gasoil), con una carga impositiva considerable.
- Paraguay, ofrece precios notablemente más bajos: USD 0,83 (nafta) y 0,90 (gasoil).
- En el otro extremo, Venezuela mantiene precios simbólicos: USD 0,03/litro, sostenidos por subsidios estatales extremos.

Como repasamos en el relevamiento de precios seguramente te preguntarás: ¿Cómo se determinan los precios del combustible? Para responder esto podemos decir que cada país tiene su propio esquema de fijación de precios. En general, los componentes principales son:
- Precio internacional del petróleo crudo
- Costos de refinación
- Transporte y distribución
- Impuestos y tasas
- Tipo de cambio
- Política de subsidios o control de precios
Después de haber leído la columna de valores del litro de nafta o gasoil en cada país de la región y luego de haber visto que factores influyen para llegar al valor del litro de nafta nos preguntamos ¿por qué Paraguay, para dar un ejemplo, tiene el valor del combustible más bajo que nosotros? y para esto podemos hacer una radiografía país por país y ver si producen hidrocarburos, si tienen refinerías o si el estado los llena de impuestos como en Argentina:
- Uruguay: No produce petróleo. Importa todo el crudo y lo refina en la planta de La Teja (de ANCAP). Tiene una de las cargas impositivas más altas de la región. El Estado regula los precios finales.
- Chile: La Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), una empresa estatal chilena, es la única productora de petróleo en el mercado chileno. ENAP realiza actividades de exploración y producción en la Duodécima Región de Magallanes, en el área continental y la Isla Tierra del Fuego. ENAP, opera tres refinerías: Aconcagua, Bío Bío y Gregorio. Estas refinerías se encargan de procesar petróleo crudo y producir combustibles y otros productos. Ajusta semanalmente los precios a través del mecanismo MEPCO. Carga altos impuestos específicos.
- México: Es productor y refinador de petróleo, con varias refinerías de PEMEX. El Estado controla los precios mediante subsidios o estímulos fiscales. Su política energética es altamente estatal.
- Argentina: Produce y refina crudo, y tras el levantamiento del cepo cambiario, el mercado está más expuesto a la competencia y las variaciones del precio internacional. Sin embargo, el precio local sigue condicionado por factores estructurales: alta carga impositiva, costos dolarizados de logística y refinación, y acuerdos entre Estado y empresas que regulan los aumentos.
- Paraguay: Paraguay produce petróleo, pero no cuenta con una refinería operativa. La exploración y extracción de petróleo son actividades en curso, con expectativas de mayor producción en el futuro. La posibilidad de reactivar la refinería podría ser clave para la independencia energética del país. Importa combustibles refinados, principalmente desde Argentina y Brasil. Cuenta con la estatal Petropar. Tiene baja carga tributaria y subsidios indirectos.
- Venezuela: Productor histórico con grandes refinerías, muchas de ellas inactivas. El combustible es fuertemente subsidiado, con precios ínfimos pero serios problemas de abastecimiento y un mercado informal paralelo.
Luego de haber leído y entendido un poco más cómo se fija, o como se fijarían, los precios en la región, podemos dar una mirada local y por qué no pensar al precio del combustible como termómetro político. ¿Termómetro político?, Sí. Porque el precio no se maneja solo por oferta y demanda, como pasa en mercados más liberales.
En nuestro país, el precio del combustible nunca fue solo una variable de mercado. Históricamente ha funcionado como un instrumento político, una herramienta de contención social (Mantener el precio del combustible más bajo de lo que indicaría el mercado puede ser una forma de aliviar el costo de vida, ya que el combustible afecta el precio de todo lo que se transporta: alimentos, ropa, servicios) y una señal para los mercados (Un precio de los combustibles controlado o alterado también envía mensajes a los mercados financieros y empresarios: por ejemplo, si un gobierno sube los precios de golpe, puede ser interpretado como un signo de ajuste económico; si los congela artificialmente, puede ser visto como una señal de desconfianza en la economía o como una estrategia electoral): Por todo esto, a diferencia de otros países donde los precios cambian semana a semana según el petróleo internacional, en Argentina, podemos pensar, que el precio del surtidor está muy atado a decisiones políticas, no solo económicas.
Si miramos para atrás, durante años, el Estado reguló los precios mediante subsidios y congelamientos, lo que generó atraso tarifario y distorsiones. En 2025, hoy, con la normalización cambiaria y el fin del cepo, el mercado empezó a operar con más libertad, pero los precios no se ajustan de forma automática y puede ser porque:
- Los acuerdos entre el Estado y las petroleras siguen vigentes.
- La carga fiscal sobre el litro sigue siendo una de las más altas de la región.
- Los costos internos (logística, refinación, transporte) están en dólares, pero se actualizan con rezagos.
Hoy, el precio ya no está tan retrasado como en años anteriores, pero tampoco baja con la misma velocidad que el barril internacional y acá nos preguntamos nuevamente ¿Por qué en algunos países baja el precio cuando cae el barril y en Argentina no?
En países como Chile o México, cuando baja el precio internacional del barril (Brent o WTI), esa disminución se traslada rápidamente al surtidor, ya sea por liberalización del mercado, subsidios variables o esquemas automáticos de amortiguación de precios, sin embargo, en Argentina, incluso sin cepo cambiario, los precios no bajan al mismo ritmo y puede ser porque:
- Los costos de producción y logística están dolarizados, pero sus ajustes internos se negocian.
- La alta carga impositiva (cerca del 40%) no varía si baja el crudo.
- No existe un mecanismo automático que traslade las bajas al consumidor, como sí sucede en otros países.
Lo que no vemos en la pizarra: detrás de cada aumento o congelamiento, hay una discusión no resuelta sobre qué modelo energético quiere el país. ¿Proteger al consumidor o fomentar la inversión? ¿Intervenir o liberar precios?
La comparación regional demuestra que los países con precios estables y razonables son aquellos con reglas claras, impuestos transparentes y políticas energéticas sostenidas, más allá del color político del gobierno.
Para ir cerrando y como reflexión final — cargar el tanque es cargar con una historia — Hablar del precio del combustible en Argentina no puede estar desvinculado de una discusión más profunda: la falta de transparencia estatal y una carga impositiva que asfixia al consumidor.
Hoy, casi el 40% del valor que se paga por litro en el surtidor corresponde a impuestos. Sin embargo, pocos saben cómo se componen, cómo se actualizan o a qué se destinan realmente esos fondos. Esa opacidad erosiona la confianza pública y desvincula al ciudadano de cualquier lógica de corresponsabilidad fiscal.