Con una ley sancionada en diciembre de 2024 y obras en marcha en Punta Colorada, la provincia ordena su sistema portuario y se proyecta como plataforma exportadora de petróleo y GNL al mundo.
La Ley Provincial 5764 de Puertos fue sancionada por la Legislatura de Río Negro el 17 de diciembre de 2024, promulgada por el Poder Ejecutivo el 20 de diciembre de 2024 mediante el Decreto Nº 538, publicada en el Boletín Oficial el 23 de diciembre de 2024 y entró en vigencia el 31 de diciembre de 2024. La norma le otorga a la provincia autonomía plena para regular su sistema portuario, habilitar terminales privadas con concesiones de hasta 50 años, crear un Fondo Portuario para sostener obras y dragado, y articular con zonas francas y parques industriales. En otras palabras: el andamiaje legal que faltaba para que la infraestructura energética que hoy se construye tenga certidumbre en el tiempo.
Esta decisión no llega aislada ni en abstracto. El marco legal aparece justo cuando avanzan dos grandes frentes que cambian la escala de la provincia: el oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), que desembocará en Sierra Grande, y el proyecto de licuefacción de gas en el Golfo San Matías, que tiene audiencias ambientales en marcha. El corazón de esta estrategia está en Punta Colorada, donde ya se levantan los primeros tanques de almacenamiento de la futura terminal petrolera. Son cinco unidades de 120.000 metros cúbicos cada una, con la posibilidad de sumar un sexto, y un sistema offshore que permitirá operar barcos de gran porte a unos ocho kilómetros de la costa. Se trata de una de las obras portuarias más grandes en ejecución en la Argentina, diseñada para recibir buques de hasta dos millones de barriles. La magnitud de la inversión queda en evidencia con el financiamiento por US$ 2.000 millones, cerrado en julio de 2025, que asegura la continuidad de las obras del ducto y la terminal.
En paralelo, el gobierno provincial mantiene abierta la discusión pública sobre el desembarco del GNL. Para mañana, 16 de septiembre, se convocó a audiencia pública por el buque flotante de licuefacción MK II, parte de un plan que busca comenzar a exportar desde el Golfo a partir de 2028. En el sector privado, Pan American Energy y Golar LNG ya trabajan con la unidad Hilli Episeyo, a la que se sumó Pampa Energía con un 20% de participación. La apuesta es clara: que Río Negro se convierta en punto de salida para el gas patagónico en un mercado global donde la demanda crece y la ventana de oportunidad es acotada.
La articulación entre obra pública y normativa es lo que marca la diferencia. El marco regulatorio de puertos baja el riesgo de largo plazo, habilita terminales privadas y asegura el financiamiento de obras de mantenimiento. VMOS aporta la escala necesaria para que Vaca Muerta tenga salida atlántica directa y estable. Y el frente del GNL, aún en etapa de audiencias y evaluaciones, empieza a encastrar en ese esquema mayor. La provincia construye así un tridente logístico que combina ductos, terminales y barcos con reglas claras, ofreciendo a los inversores lo que más valoran: previsibilidad.
En un momento en que la Argentina necesita divisas, Río Negro se posiciona como bisagra entre la producción hidrocarburífera y minera de la Patagonia y el mundo. Para las comunidades locales, el desafío será asegurar que ese salto logístico se traduzca en empleo, infraestructura y servicios. Para la macroeconomía, la apuesta es que cada tanque, cada ducto y cada barco se convierta en dólares que ingresan y permanecen. Y para la política provincial, la señal es inequívoca: la planificación portuaria ya no es una promesa, es una realidad en construcción.