En Río Negro, ningún proyecto minero puede avanzar sin cumplir con una serie de evaluaciones ambientales obligatorias. Desde la presentación de estudios técnicos hasta la participación ciudadana, cada etapa está regulada por normas provinciales y nacionales que buscan garantizar el cuidado del ambiente y la transparencia en el proceso.
Antes de que una empresa pueda iniciar la exploración o explotación de una mina, debe presentar un Informe de Impacto Ambiental (IIA) ante la Secretaría de Energía y Ambiente de Río Negro. Este documento técnico describe en detalle el proyecto, su ubicación, los posibles efectos sobre el agua, el aire, el suelo, la biodiversidad y las comunidades cercanas, además de incluir un plan de mitigación y de cierre.


Una vez recibido el informe, la provincia evalúa su contenido y lo somete al análisis del Consejo Provincial de Evaluación Ambiental Minera (CoPEAM), organismo creado por ley que revisa de forma específica los proyectos mineros. En esta instancia también se pueden convocar audiencias públicas, un espacio de participación ciudadana en el que la comunidad aporta observaciones y preocupaciones.
El paso siguiente es la emisión de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA). Se trata del permiso oficial que autoriza a la empresa a avanzar en la etapa solicitada, siempre que cumpla con las condiciones y medidas fijadas por la autoridad ambiental. La DIA puede imponer exigencias de monitoreo permanente, planes de contingencia y reportes periódicos. Sin esta autorización, ninguna empresa puede iniciar actividades.
Finalmente, el control no termina con la aprobación inicial: los proyectos mineros deben renovar y actualizar sus informes de impacto ambiental en cada etapa y están sujetos a inspecciones, auditorías y sanciones en caso de incumplimiento. Además, deben presentar un plan de cierre y poscierre, que garantice la restauración del área intervenida una vez concluida la actividad.

En síntesis, la minería en Río Negro está atravesada por un esquema de controles ambientales sucesivos y obligatorios, que incluyen estudios técnicos, participación ciudadana, revisión institucional y monitoreo continuo. Este marco legal busca equilibrar el desarrollo productivo con la protección ambiental y social en la provincia.
