La compañía, integrada por Pan American Energy, YPF, Pampa Energía, Harbour Energy y Golar LNG, consolida la etapa comercial de su proyecto al firmar más de 30 acuerdos de confidencialidad con compradores internacionales.
El consorcio Southern Energy dio un paso clave para garantizar la salida al mercado de su futura producción de gas natural licuado (GNL) desde el Golfo San Matías, en Río Negro. La empresa informó que ya cerró más de 30 acuerdos de confidencialidad (NDAs) con potenciales compradores y mantiene conversaciones con al menos 40 interesados de Asia, Europa y América.
Estos acuerdos, habituales en la industria energética, establecen un marco de reserva para el intercambio de información técnica, comercial y financiera entre las partes. En este caso, permiten avanzar hacia negociaciones concretas de contratos de compra a largo plazo, condición esencial para asegurar la rentabilidad y el financiamiento del proyecto.
La magnitud del interés internacional refleja el posicionamiento de Argentina como proveedor emergente de GNL, impulsado por el potencial de Vaca Muerta y el desarrollo de infraestructura flotante de licuefacción (FLNG) previsto por Southern Energy. El plan contempla la llegada del Hilli Episeyo en 2027, con una capacidad de producción de 2,4 millones de toneladas anuales de GNL, y del MKII en 2028, que sumará otros 3,5 millones de toneladas por año.
En un mercado global marcado por la competencia de nuevos jugadores y la necesidad de diversificar fuentes de abastecimiento, los NDAs firmados por Southern Energy no solo representan un avance comercial, sino también una señal de confianza en la capacidad exportadora de Argentina.
Con este paso, el consorcio remarca que su estrategia no se limita a la construcción de infraestructura, sino que busca anclar el proyecto en acuerdos firmes que aseguren compradores para el gas producido, aportando previsibilidad a largo plazo y maximizando el impacto económico para la región y el país.
Según estimaciones de la industria, las exportaciones derivadas de esta primera fase podrían superar los US$20.000 millones entre 2027 y 2035, generando ingresos fiscales, empleo calificado y un efecto multiplicador en la cadena de proveedores.