El Sindicato de Camioneros de Río Negro volvió a advertir sobre la posibilidad de paralizar el transporte hacia Vaca Muerta si no se resuelve el conflicto con NRG Argentina, empresa que desde junio se encuentra en concurso preventivo. En el centro del reclamo, más de 200 trabajadores afectados por deudas salariales. Las operadoras, por su parte, reiteran que no tienen vínculo laboral directo y que cumplen con sus compromisos contractuales.
Mientras Vaca Muerta avanza en una etapa de consolidación productiva, un conflicto laboral amenaza con tensar la cadena logística que abastece los pozos. El gremio de Camioneros de Río Negro, conducido por Gustavo Sol, anunció que, si no hay avances en la resolución del conflicto con NRG, impulsará un paro total que afectaría el transporte de arena y servicios petroleros en toda la cuenca.
La advertencia se da a 48 horas del vencimiento de la conciliación obligatoria dispuesta por la Subsecretaría de Trabajo. En el centro de la disputa se encuentran salarios, aguinaldos e indemnizaciones adeudadas por NRG, que enfrenta una grave situación financiera y acumula pasivos superiores a los $700.000 millones.
“La paciencia se termina. Si no hay una solución inmediata, vamos a frenar todo Vaca Muerta”, señaló Sol en declaraciones públicas.
“Las empresas que contrataron a NRG deben involucrarse en esta discusión”, agregó, aludiendo a operadoras como Shell, Tecpetrol, Total y otras.
Desde el entorno de las operadoras se aclara que no existe vínculo laboral directo con los trabajadores de NRG, y que no corresponde atribuirles responsabilidad sobre obligaciones que competen exclusivamente al proveedor. De hecho, se ha documentado que algunas empresas realizaron pagos anticipados a NRG en el marco de los contratos vigentes, como parte de los compromisos asumidos.
“Es una pena que esto ocurra, porque las arenas de cercanía son una solución eficiente para este tipo de operaciones. En lugar de frenar, deberíamos estar fortaleciéndolas”, expresaron fuentes del sector en diálogo con Energía 360°.
NRG mantiene operaciones mínimas en su planta de Allen y redujo su capacidad logística a niveles muy por debajo de lo proyectado. En los últimos meses, cerró instalaciones, despidió trabajadores y suspendió servicios, profundizando el impacto regional.
Desde la industria advierten que un paro general del transporte no solo afectaría a NRG, sino también a toda la red de proveedores que operan en Vaca Muerta, incluidos muchos que no tienen relación con este conflicto. En ese sentido, se insiste en que cualquier resolución debe surgir dentro del marco legal, con las responsabilidades claramente delimitadas, para evitar generar mayores perjuicios sobre el sistema productivo.
“La prioridad debe ser garantizar que los trabajadores de NRG reciban lo que les corresponde, pero sin distorsionar el marco legal ni trasladar culpas a quienes han cumplido con sus obligaciones”, señaló una fuente vinculada al sector hidrocarburífero.
Desde esta óptica, las empresas hidrocarburíferas no pueden ni deben ser señaladas como responsables de una crisis que pertenece al ámbito financiero y administrativo de un proveedor. Si bien pueden colaborar en una mesa de diálogo o tender puentes institucionales, la responsabilidad directa sobre el personal es de NRG Argentina, y es allí donde debe centrarse la resolución judicial y gremial.

En pocas palabras, detener Vaca Muerta es dispararse en el pie. Amenazar con paralizar completamente el transporte en la cuenca no solo pone en jaque a las operadoras, sino también a cientos de otras empresas y pymes proveedoras de bienes, servicios, mantenimiento, seguridad y logística.
La presión gremial, si se ejerce fuera del marco de negociación responsable, puede terminar perjudicando el mismo ecosistema laboral que busca proteger.
Mientras tanto, todas las miradas están puestas en las próximas horas. Si no hay un acuerdo que destrabe la situación, la logística de fractura podría quedar comprometida justo cuando Vaca Muerta busca ganar previsibilidad para atraer nuevas inversiones.
La incertidumbre no solo amenaza la logística: también pone a prueba la madurez institucional de todo el ecosistema energético.